Bolivia y el dilema de la reelección

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De llegar a terminar su periodo de gobierno hasta 2020, Evo Morales se convertirá en el presidente con mas tiempo  al frente de Bolivia. (Foto: Getty Images)

¡Ay! Hablaron desde la elite, concentraron los discursos maniataron su propaganda y convencieron a los bolivianos de decirle No a Evo y su reelección.  Aun cuando el margen es estrecho, no hay dudas que hay un sentir de negación a la  no alternancia en el poder presidencial. Aquí más allá de ser el acostumbrado rifirrafe entre derecha e izquierda. Es la preocupación consciente y valida de que la presidencia se convierta más en una ocupación duradera hasta la jubilación.  Aunque Evo perdió electoralmente, aún queda por ver si tuvo una derrota política. Primeramente porque la oposición boliviana no ha mostrado unidad en colocar una estructura que pueda ser retante ante el oficialismo. Al contrario de la MUD en Venezuela, la derecha boliviana carece de elementos para buscar apoyo de sectores con algún descontento con el Gobierno.

Si bien la victoria del Sí, es la celebración de la oposición y los amantes de la alternancia. Evo pierde porque los escándalos de corrupción ya están pasando de ser una molestia a ser algo muy pesado para muchos bolivianos, y sumados a la campana exitosa de la oposición a  que la eternización del poder puede salir mal. Dos agentes fundamentales que marcan las razones del revés electoral del oficialismo.

Cuando ya Evo no podrá postularse de nuevo a la presidencia, su legado es evidente. La triplicación del PIB y reservas internacionales en su gestión es algo muy sobresaliente. Suele ser más sorprendente, cuando hasta los muchachos del FMI avalan el crecimiento económico de Bolivia.  Morales ha logrado, algo que algunos gobiernos de izquierda han fallado en hacer, manejar eficientemente la economía y en ese intento no ha dejado atrás a los de abajo.

A pesar de ello, los bolivianos mostraron tener otros planes para su presidente, en una sonora medida le recomendaron un retiro después del 2020. Pobre Evo, ya no le será más difícil superar los 14 años de Chávez, aunque lo puede igualar. Probablemente Ortega sea el de las riendas sueltas para romper tal hipérbole electoral. Es que te digo que la reelección es como el vino, que enriquece y enamora a todos. Nada más te digo que Correa, Bachelet, Dilma y Santos son solo algunos de los  incumbentes que ya han probado de ese néctar, que sin moderación puede ser negativo para la salud.

Ahora con todo y el resultado del referéndum,  eso no significa que Evo no tenga un plan B y coloque a un sucesor competente capaz de seguir sus líneas políticas.  Yo no voy a caer en la retórica izquierda o derecha, porque en esencia eso no fue lo que se jugó en el referéndum. Tocando el acordeón y revisando la historia de Bolivia, contra es comprensible que los bolivianos no estén acostumbrados a que su presidente dure tanto años en el poder.  Ha, Ha, Ha y eso que no te había dicho que el País tuvo cinco presidentes distintos entre  el 2000 y 2006.

Vale destacar que es una derrota que debilita a los muchachos de la izquierda. Primero fue Cristina, Correa se va ya mismo al igual que Evo. Dejando un espacio vacío de liderazgo en ese renglón político. Aquella primavera rosa, está pasando por una sequía electoral que podría cambiar el tablero político de la región latinoamericana.   Mientras tanto Macri quiere competir con Juan Manuel, por liderar a la derecha a la reconquista de la región. Aunque por lo que se ve los dos muchachones también son amantes del vino presidencial.

Entre más le damos un acercamiento al panorama político latinoamericano, nos damos cuenta que los votantes ya no andan montándose en camiones ideológicos, sino que tienen hambre de exigir y tener más. Para ver la política, tienes que ignorar tu fanatismo para ver con una visión clara la realidad de nuestros pueblos.

 

 

 

Cambio climático: Política evasiva

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La polίtica de la evasión, puede ser muy fácil de hacer, pero tiene consecuencias que conllevan difíciles situaciones por vivir. No se necesita tener sabiduría científica para saber que el cambio climático es una realidad innegable de nuestro mundo. Los constantes cambios de temperatura, el derretimiento acelerado de los glaciares o el agravamiento de fenómenos como El  Niño nos dan una dosis de lo que puede ocurrir si seguimos siendo meros espectadores ante tal tragedia. La cuestión no es ambiental, es un asunto político que solo puede ser atacado con políticas publicas serias que logren subvertir la mentalidad evasiva por una impulsiva. Pero ya sabemos, que para llegar a tal decisión, hay que meterle mano a los grandes intereses que se codean con los gobernantes, como si fueran su más íntimas musas. Claro está, es innegable que las grandes compañías petroleras y amasadas de los gases invernaderos van a tener recelos contra cualquier medida profunda hacia el cambio climático.
No podemos obviar de que si hay sequia no hay agricultura sólida, de hecho países como Guatemala y Bolivia podrían perder una parte significativa de su PIB si la merma del agua sigue en alzada. Siendo la energía hidráulica un sector preponderante para Bolivia, su nivel de producción ha venido de más a menos. Es palpable que lo climático va con lo económico, y por ende sería una ineptitud no plantear el dilema ambiental como uno político. No es un asunto entre liberales o conservadores es trascendental al planto de las tribus partidistas, es la coyuntura existencial que necesita de verdaderos líderes para al menos reducir los impactos negativos que conlleva el calentamiento del planeta. Hoy nos atormentamos por lo ocurrido en el olvidado Vanuatu, pero mañana puede ser cualquier isla del Caribe. Aquí no se trata de clichés ni de discursos bonitos, es la pura realidad que vivimos, los gobiernos de América Latina deben entender que para ser de verdad ejemplos del Sur deben empezar a defender la mano que les da de comer. La región tiene nexos de vulnerabilidad con las variaciones climáticas, es obvio que el Niño viene más fuerte que el año pasado, y no es porque ha crecido, sino porque la futilidad sistemática de los estados le ha dado rienda suelta para seguir creciendo. Lo real no deja de culpar a la política, pero aún falta mucho por encontrar a esos que dejen la hegemonía discursiva de la evasión por la difícil tarea de decir acción.

Bolivia y el tercer mandato de Evo

Evo Morales
Evo Morales

Las buenas políticas se premian, a Evo no hay que decírselo del todo después de su aplastante victoria sobre una oposición casi invisible. Claro y no es para menos que la oposición sea un fantasma cuando fue la culpable de las noches sin terminar gracias a los cambios de presidentes continuos típicos del acostumbrado golpe de estado, platillo que los bolivianos tuvieron que atragantarse por más de 60 años  hasta la llegada del líder indígena de América. Pero más allá de darle estabilidad política y democrática Morales logro reducir la extrema pobreza en 18 puntos porcentuales, además de restaurarle los derechos a los grupos aborígenes que antes pasaban por desapercibidos por los pasados gobiernos.  Lo realmente interesante es que Bolivia es uno de los países con mayor crecimiento económico de América Latina con un 5.9% previsto para el 2015, al parecer sus colegas tendrán que pedirle consejos económicos a un presidente que no necesitό ningún doctorado en Economía para poder triplicar el PIB de su país en conjunto con mayor inversión social para el bienestar de sus pares. En el 2006 Bolivia tenía un PIB de $9,574 millones, mientras que para el 2014 cerró con un PIB de $30 millones. Algo realmente impactante en cualquier liga de naciones.  Tras jurar para un tercer mandato el miércoles pasado Evo está listo para alcanzar los 14 años en el poder y si lo dejan puede ir por los 20, pero todo depende de si su política económica y social sigue en buen ritmo para esos menesteres.  Lo realmente importante no es que Evo se aferra al poder ,es necesariamente fundamental entender que lo imprescindible en la política boliviana es que  hay un presidente que con cada acto de gobierno no le falla a sus compatriotas ,que lo vieron desde abajo y ahora ven con más esperanza que una nueva Bolivia está en marcha.

Santos y las ansias de paz

Presidente Santos
Presidente Santos

Cuando el bienestar del colectivo se pone por delante, la política real se revela. Muchos pensaban que el presidente Santos iba a tener una política exterior igual de intensa que el ex presidente Uribe, en especial hacia Venezuela y el tema de la guerrilla. Pero, todo fue lo contrario el presidente Santos abandono el uribismo y marco su ruta propia de gobierno. A pesar de ser adepto al liberalismo económico, Santos no tuvo reparos en aceptar las diferencias existentes entre su gobierno y el resto de la región suramericana. Su decisión de reestablecer relaciones con Venezuela fueron clave para así comenzar el proceso de diálogos de paz en la Habana. El entonces presidente Hugo Chávez decidió que su país fuera una parte garante del proceso junto a Chile y Noruega. Este 2015 se cumplirán 3 años del inicio de diálogos con las FARC y se espera que finalmente la guerrilla cambie las balas por voto. Los avances del proceso se dan por dos factores la tolerancia y voluntad del Gobierno de lograr acuerdo y por otro lado a la Güerilla que sabe que las circunstancias actuales del clímax político son más favorables para la participación de cualquier grupo ideológico en la política. Recientemente una ex guerrillera juramento para seguir con su segundo mandato al frente de Brasil y ni hablar del campeón de las elecciones que de no ser por su muerte estuviera buscando los 20 años. Claro, mucho menos se podía quedar atrás el sabio Pepe, que su pasado guerrillero le ayudo a saber lo que es la política y la vida misma.
Ay Colombia tierra querida tu pueblo necesita la paz, pero un poco de paz social también caería bien. He aquí donde entra el problema no solo con Colombia sino con toda la región y es que la desigualdad aun es un problema latente en los pueblos. Pero las noticias son positivas cuando vemos que en países como Chile se debate sobre el derecho a la educación y su implementación de forma gratuita o como también las grandes inversiones sociales que viene haciendo Evo en Bolivia. Hay un largo camino hacia llegar a la igualdad, pero en el trayecto no están tan mal las cosas para como estaban en aquella época pasada donde la inversión social no llovía como lo hace hoy. Paz, Paz y más Paz para Colombia que está ansiosa de que sus campos dejen de mancharse por un conflicto armado que hoy día resulta innecesario.
Les invito a que comenten y por supuesto si tienen criticas también

Reelección, paraíso político

En política ganar una elección de por si representa el éxito para muchos, pero para otros ser reelegidos es el paraíso tropical. Hay países que le niegan ese paraíso a sus políticos limitándolos a un solo periodo en el cargo político. Pobrecitos los presidentes mexicanos que deben envidiar a sus pares de Ecuador, Bolivia y Argentina. ¡Ay! Se me olvidaba Venezuela, que para los carreristas políticos es la meca de la reelección, recordemos que el entonces presidente Hugo Chávez tuvo la flamante idea de establecer la reelección indefinida . Porque si se habla de reelección Chávez era el maestro se reeligió tres veces en periodos de 6 años y ganando el arriesgado referéndum revocatorio. Estuvo 14 años en el Palacio de Miraflores y de vez en cuando provocaba tensión con su amigo George W. Bush . Por cierto el discípulo Evo está a punto de llegar a esa cifra y por lo que dicen los sondeos el boliviano arrasa en octubre. ¡A que no me alcanzan! Diría el campeón de la reelección puertorriqueña Antonio Fas Alzamora, el senador lleva 38 años sentados en el Capitolio y parece que no tiene intenciones para tomar vacaciones. Fas está invicto en diez combates electorales, nada mal para el natural de Cabo Rojo. Si en el Capitolio esta Fas en la silla municipal esta  Juan Aubín Cruz Manzano, quien lleva 38 años administrando  el municipio  de Manatí.

Lo que cuenta es la voluntad del pueblo en las urnas. Para tener una reelección justa es necesario tener una reforma política que permita al pueblo revocar los mandatos. La política es de valientes, no creo que haya muchos dispuesto a proponer el mandato revocatorio, una disposición legal que democratizaría la reelección. ¡UFF! Creo que es mucho pedir para una clase política obsesionada por ganar elecciones y no por resolver los problemas de la sociedad.