
En una decisión digna de película un tribunal francés declara culpable pero sin castigo a Christine Lagarde por negligencia al no investigar los 400 millones de billetes que cogió Bernard Tapie como indemnización por parte de Gobierno francés, esto durante su estancia como ministra de economía. El caso no termina ahí y es que tienen la osadía de que debido a no manchar su reputación internacional determinan que la decisión no tendrá ningún impacto en su certificado de antecedentes judiciales.
Esto no es un chiste ni una broma el Tribunal de Justicia de Francia acaba de evidenciar que la separación de poderes se la echó al bolsillo y sin vergüenza alguna le dieron vía libre a una persona usando como escudo su ranking y prestigio.
Me imagino que si al carnicero lo acusan de evadir impuestos también lo perdonaran por no ahuyentar a sus clientes. Aunque a lo mejor lo condenan por no pertenecer a la realeza o tener títulos ni fama.
La ex ministra francés anda brincando en un solo pie, su reconocimiento a las cortes es tanto que ha decidido no apelar. Ella se lo está gozando todo y más que estamos en fiestas navideñas puede darse el lujo de comer queso manchego y comprar el vino más añejo de la Riviera.
Después se quejan cuando se desconfía del aparato justiciero, cuando usan excusas como estas para no medir con misma vara a los atornillados en el poder. No se trata de linchar tampoco a la francesa, sino de hablar con la verdad.
En otras palabras la acusaron y hallaron culpable pero no habrá pena, cárcel y ni siquiera registro para que la gran muchacha no pierda su ranking mundial. Más doble moral que eso no existe. Y lo peor es que no piensa ni en renunciar a su cargo como directora del Fondo Monetario Internacional. Muchos españoles ya la tienen como la versión francesa de Rita Barbera. No es para menos, cuando desde su silla quiere dar catedra de transparencia a países sobre manejo de finanzas y de alabar el libre mercado sin tanta intervención estatal. A ver si su inacción por investigar el guiso de Tapie es parte de esa libertad absoluta que inhibe a gobierno de meterse y ayudar a los empresarios con bonificaciones lujosas.
El colmo mayor es que como si nada hubiera pasado y con la cara fresca de hablar de transparencia el Fondo Monetario Internacional le ha dado libertad
a Christine Lagarde para que siga al frente de la organización. Bendito que más se le puede pedir si no tienen suerte en buscar nombres limpios para el cargo. Recordemos que el anterior director del Fondo Dominique Strauss Kahn tuvo que renunciar porque lo acusaban de pasarse con las mujeres. Mala suerte o terrible sistema de elección es el debate entre los responsables de nombrar a los jefes gerentes de una organización de envergadura mundial.
Ese “doble estándar” sobre como impartir justicia es más que claro con la figura de Lagarde. Hasta qué punto podremos coger en serio que si se quiere proyectar transparencia, pulcritud y apertura económica es fundamental tener líderes que sean ejemplos de ellos. Esa mancha no aparecerá en su registro judicial, pero en las mentes de muchos ya es vivo ejemplo de como con influencias y poder todo es diferente.