Pedro Sánchez vence al establishment del PSOE

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A pesar de dos resultados electorales negativos y una división evidente en su partido Pedro Sánchez pudo superar la adversidad y vencer a Susana Díaz por un margen amplio. Tenía los grandes nombres, la maquinaria y el «establishment» en su contra, pero al final el poder de las masas le arropó y se coronó nuevamente como secretario general del PSOE.

El hombre se creció en grande, y su victoria épica llegó hasta la legendaria serie «House of Cards», algo que debería alardear cuando vaya a  hablar con Rajoy. Un Domingo lleno de engaños para muchos chicos que rondan el «establishment». Por más que buscaron y sazonaron una conexión entre Pablo y Pedro, no pudieron sacarle los ojos y al final acabaron con los suenos de Susana.  Que al parecer como Don Felipe se siente tan engañada , que ni siquiera menciono a Sanchez en su discurso.  Ay, virgen tan molesta esta que ni felicitaciones se dice. Al menos Patxi fue más cordial con los dos.

Ahora hay que ver las caras de aquellos que tildaron de Podemista oculto a Sanchez y de esos que le dieron la espalda tras su dimisión al cargo en 2016. Nada mas ver a Antonio Hernando que tras ver los números renunció a portavoz del PSOE en una rapidez e inmediatez que hace ver a una liebre como una tortuga.

No cabe duda que el nuevo secretario socialista tiene un reto en unir a un partido que está separado mas por lo ideológico que por los jaleos por ver quien manda. Ya no es prioridad los grandes apellidos, sino adherir los planes y objetivos de la organización a los intereses de los trabajadores y gente de a pie. Muchos dicen que la entrada de PODEMOS, iba a ser el final del PSOE. Si bien es cierto que lo ha debilitado no ha podido dar esa transición de ser un movimiento de moda a un proyecto político de mayor permanencia.Pedro Sánchez tendrá en sus manos si su discurso rebelde contra la vieja guardia se concreta en acciones, o si es otro ejercicio de pura fantochada para volver a guisar como líder del principal partido de oposición en España.

Y es que la victoria de Sánchez demuestra que hoy por hoy ya no importa el aval o endoso que reciban los candidatos. La resonancia de un «tuit» puede valer más que contar con el respaldo de la vieja guardia socialista como: Felipe González o Zapatero. Realmente la politica ha ido transformándose con el avance de las redes sociales.

Los avales fueron para alardear solamente, Susana Díaz nunca pudo pasar del papel al voto y Pedro Sánchez convirtió su discurso en motor para lograr los votos para volver a su puesto.

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Trump y la derrota del establishment

La subestimación de un candidato es tan importante que puede terminar siendo su clave para su Victoria. Cuando medios, analistas y varios políticos daban por dada una derrota de Trump la realidad fue que se les viro la tortilla. Recordemos que muchos se reían cuando bajando por las escaleras eléctricas de su rascacielos dijo que ganaría la nominación republicana.  Por eso es que el gran derrotado es el establishment político, que sufrió  cuando Jeb Bush perdió y ahora que manda  casi al retiro a una de sus mejores cartas de presentación

Como todo un maestro del marketing, uso su estatus de figura pública para capturar la atención de los medios con cada una de sus promesas. Recordemos aquí su promoción del muro, prohibición de la migración musulmana y su intención de no llevarse mal con el Kremlin.

 

Al convertirse en un candidato apolítico por su forma de expresarse y su rechazo a ser políticamente correcto le sirvió para ganarse adeptos desilusionados con el sistema. Esto lo posicionó como el rival correspondiente para competir contra una figura atada al establishment como lo es Hillary Clinton.

Gran parte del electorado que apoyo al presidente electo  se cansó de seguir escuchando las promesas de políticos que solo hablaban y no mostraban obras concretas. Como también el uso del Gobierno para hacer toda una carrera, solo cuenten los senadores con más 20 años en el Congreso. Y eso que no sumamos el escándalo de Benghazi y el mal manejo de correos electrónicos de Hillary Clinton bajo su labor como secretaria de Estado.  Sin contar también los correos filtrados por los muchachos de Wikileaks.

El fenómeno de su éxito es uno digno de estudio y reflexión por su trascendencia. Si lo vemos desde una óptica extrapolar no es una exageración que  sea parte de la ola conservadora encabezada con  Nigel Farage y el Brexit o con el ascenso paulatino de Marine Le Pen como figura política en Francia. Son movimientos con caras diferentes pero con ideologías milenarias que logran reaparecer en lugares donde hay un descontento general  con el sistema de gobierno.

El gran derrotado lo fue el establishment y una clase política que aún no sabe porque gano el magnate. Más ellas de señalar y denunciar los desaciertos y retoricas de Trump, no reflexionaron acerca de Hillary Clinton y su figura desfavorable.  El hecho de que muchos simpatizantes de Bernie Sanders no mostraran entusiasmo por la ex primera dama muestra exactamente el factor clave del triunfo de Trump.

Si, porque te podrá gustar o no sus discursos e ideas pero no podemos ignorar que gran parte de sus seguidores iban a sus mítines por ver algo fresco, autentico  y fuera del marco tradicional de la política. Notabas un entusiasmo y una entrega en el público que seguía al magnate, mientras que en el lado demócrata no existía esa éctasis como el que hubiera provocado candidaturas como la de Sanders o una Elizabeth Warren.

 

Cuando algunos minimizan el fervor y fogosidad en unas elecciones, no saben que sin ello un candidato no va a ningún lado. Un elector se siente desanimado cuando no siente una pasión y empeño por elegir a su candidato. En muchos casos para varios electores lo que motivaba a votar por Hillary era por el miedo a tener a Trump de presidente. Pero en si no era algo genuino  el deseo de verla presidenta.

 

Desde su inicio de campana maniobro como un maestro el marketing político y se apodero de su status de figura pública para llamar la atención del pueblo estadounidense.

Controversial, diferente, poco convencional y ensimismado con el juego de sus retoricas hoy Donald Trump es presidente electo de Estados Unidos.  Y otra vez demostró que es un maestro del marketing y que en política todo se vale siempre y cuando captures la atención del público a conquistar.

Hoy como nunca antes  el más grande teatro se abrirá en todo su esplendor para recibir a un actor que le excita salirse del libreto en una obra impredecible.