
Hay marcas que todos los colores y con todas las intenciones para haberlas. La de Trump no es una cualquiera, pero si duradera. Ser ganador para el billonario es la clave de su éxito comercial y también político. Tras los resultados del proceso primarista de Iowa, Ted Cruz afectó negativamente el lema ganador, aunque muchos ya pronostican su caída, la verdad es que no hay motivos para no descartar un remate de alguien que no ha mostrado reparos en hablar lo que le venga en ganas de vez en cuando. Y hablando de eso, ya Trump anda criticando el proceso y pidiendo nuevas elecciones tras ataques a Ted Cruz por diz que no jugar limpio. Y eso viene del muchachón que antes era un fanático de las donaciones a políticos . Cualquier resonancia a hipocresía no es pura casualidad.
Es cierto que su discurso no es música para los migrantes, pero si lo es para un sector estadounidense que lo idolatra por atreverse a decir cosas que muchos políticos piensan en voz baja pero nunca brincan el charco .El fenómeno de este empresario no se acabado con su derrota en Iowa, quedan otros 49 estados por ver si dura más que una canción de moda.
Trump puede perder y no ganar la nominación republicana, pero no hay dudas que gano en su batalla por enfrascar a los medios en una discusión barata que simplemente buscaba los famosos ratings. En esa jugada comunicacional excepcional Trump opaco a otros candidatos que fácilmente podrían estar dominando la carrera presidencial. Resulta impresionante como Jeb Bush ha pasado de ser el favorito a estar en la cola de los ilusos. Es el fenómeno Trunp el responsable de que los debates sean excusas para los rifirrafes y las tiraeras patéticas con insultos que demacran la interacción de las ideas.
Mucho se habla de lo peligroso del mogul de los negocios, pero nada de mencionar las posiciones de Ted Cruz en política migratoria , quien para guillarse de Trump también se hace eco de elevar el muro de la división entre los americanos de abajo con los del Norte. El partido republicano atraviesa por una crisis institucional que podrían costarle regresar a la Casa Blanca. Cuando líderes del partido dicen que prefieren a Trump sobre Cruz, te da una perspectiva que el muchachón de Texas no tiene muchos amigos que digamos.
Cuando muchos apuntan a Marco Rubio para destronar al muchachón de los billetes verdes, la verdad es que tampoco le es fácil ganar cuando los votantes prefieren a un líder fuera del establishment político. Trump le llama movimiento, otros se atreven a decir que lo que quieren es revolución en Washington. La verdad que en la izquierda Bernie ya la tiene preparada, pero Hillary no es tan fácil como se ve. En el polo derecho, había una procrastinación sobre su redefinición como agente de cambio. Trump, como experto en comercialización de productos, simplemente agarro el desagravio y el enojo de los votantes para justificar cambios que rompan y desequilibren el poder concentrando que habita en Washington.
Cuando tenemos a América Latina como una muestra para validar el marketing político en la creación de supuestos líderes, en Estados Unidos que se lo vive todo el día en su apuesta por trasladar la marca comercial en un sello político.
Aunque Trump perdió el primer round, hay que prender los motores y estar preparados para que su show siga dominando las portadas. Porque gane o pierda, la marca seguirá viva porque aunque sea derrotado, dirá en su retórica financiera que es un ganador por atreverse a comprar acciones en el mundo político.