
Dejaron todo alborotado y al parecer piensan que debían alejarse antes de la implosión. Y es que escaparon como conejos por un hoyo y huyeron como si un convoy tocaba a sus puertas. Tal cual fueran enemigos públicos.
Pero antes de entrar en pánico y desespero. Saltaron y gozaron hasta la madrugada con la victoria del Brexit. Y con la dureza de Stonehenge, se rieron de las penurias de los líderes europeos. Porque cuando se gana, es muy fácil alborotar y soltar dos o tres palabras, lo malo es al día siguiente que tienes que asumir tu rol como responsable de lo que prometiste. Si bien es cierto que el primer ministro renuncio por su fracaso en el referéndum, hay que pedirles cuentas a los proponentes de la revolución de dejar la Unión Europea. Porque por lo que se ve tenían prisa de retirarse y evitar bregar con la situación. Se fueron de fuga y con poco aviso le dieron la espalda a sus seguidores.
Así y a modo apresurado Nigel Farage renuncio a su partido y a Boris Johnson se le quitó las ganas de coger mandos en Reino Unido. Y es que ellos piensan que el trabajo ya estaría hecho después de la votación.
Es muy fácil crear el desorden político y luego irse como si nada hubiera pasado. Primero tenemos a Boris Johnson quien tuvo las agallas de desafiar a David Cameron y hacer campaña contra la permanencia de los británicos en la Unión Europea. Ante su exitosa carrera electoral por el No, todos pensaban que iba a ser el próximo Primer Ministro. Pero buscando excusas típicas, el hombre se echó para atrás y no quiso meterse en aguas profundas. Lo más que hizo fue soltar un apoyo tímido a la conservadora Andrea Leadsom que junto a Theresa May buscan suceder a Cameron.
Olvídense de Johnson, aquí el cheche es Nigel Farage, tal vez el líder más influyente de la campana por dejar la Unión. Un conservador consistente en sus posiciones y que fundó el partido UKIP con el objetivo de salir de la integración con los europeos.
Con un perfil bastante único y peculiar, Farage proyectaba ser un hombre común que como todo buen británico se iba de juerga en el pub más cercano. Una figura veterana que en cada elección mostraba un notable crecimiento. Siendo su partido el más votado en las elecciones al parlamento europeo Farage sabía que tenía la oportunidad histórica de presionar a Europa y Cameron sobre un referéndum para que el país ratificara o rechazara su adhesión a la UE.
Ya entrado en campana, no hubo otro líder político con carisma que pudiese tumbar el ascenso de Farage y su mensaje de abandonar las políticas de Europa. Llevando el tema migratorio y manifestando la “sumisión inglesa a Europa” el conservador gano la batalla usando el populismo y usando el arte de que ellos(los migrantes) vienen por lo nuestro. Un sentimiento que produce muchos adeptos en especial cuando expones la visión catastrófica del perfil migratorio.
Ambos líderes pudieron crecerse y asumir responsabilidad de dirigir a su país en el escenario que ellos mismos crearon. Tal vez Farage tenía que esperar a las elecciones generales para ocupar la gran vacante, pero Johnson siendo del partido oficialista pudo fácilmente servirse con la cuchara grande de ser primer ministro.
Sabemos que los retiros políticos son como los artísticos que promocionan giras de despedidas para volver otra vez.
En momentos de inestabilidad y desorden político los británicos se quedaron solos porque los responsables del caos se espantaron de lo que venía y se escabullaron en excusas baratas que nadie les cree.