Con jolgorio,algarabía y esperanza los latinoamericanos recibieron al Papa.
Francisco llegó a su tierra ,estallando contra la avaricia ,la corrupción y la impotencia gubernamental. Muy bien pudo dedicar su discurso a la retórica de la superficialidad o simplemente dedicarse a las actividades eclesiásticas.
Tal vez dos opciones con la que cualquier otro líder de su naturaleza haría fácilmente.Muchos abrazos y saludos de políticos, síndicos y gente de a pie estuvieron pronosticados,incluyendo los regalos exóticos y variados donados al líder católico. En Ecuador y Paraguay logró imponer su humildad y compromiso social tocando la fibra de la desigualdad en toda la región.
Dicen que la Iglesia como aparato ideológico influye sistemáticamente al ciudadano ,aunque en ocasiones lo ha hecho no muy bien que digamos.El discurso de Francisco durante la asamblea de los sindicatos y obreros bolivianos fue uno que precisamente agudizó el planteamiento central de la problemática social latinoamericana. Más allá de ir a la hegemonía discursiva fue honesto entregar la respuesta universal de la buena gobernanza a los pretendientes del poder que cada año electoral vacían su cajón de promesas para aturdir a los votantes. Fue directamente al punto,que no es otra cosa que jugar a la verdad y reconocer a esos que hemos olvidado, los de abajo.
El consejo es simplemente no olvidar a los de abajo y luchar por un acceso a la mejor calidad de vida posible.No sólo atacó a la clase política por incompetente, sino que urgió a todos por atreverse a reconocer la cruda realidad del cambio climático. Un asunto que hizo tambalear a los abnegados que constantemente ignoran que el clima puede cambiar a causa de la actividad humana. Aquí es donde es necesario que líderes como francisco hagan una ráfaga furiosa de rechazo a la negación del derretimiento de los polos porque por encima de ese dilema ambiental se ve notoriamente la desigualdad que enfrentan los países más pobres en su lucha por detener la erosión y las anomalías atmosféricas.
Muy bien dijo el Papa que la globalización actual no premia en nada a la humanidad por su centralidad exclusivamente consumista y que en cada forma degrada a la nada a lo culto. Un elemento que involucra y forja el deterioro social no sólo americano sino mundial.Francisco acertó bien cuando señaló que hay elementos negativos de la fachada de la intercomunicación global, y que es necesario emprender una nueva versión donde la hermandad y el trato justo surgan tan robustamente como las ganancias de las multinacionales . Tal vez en síntesis el Papa le ofreció una cátedra moral y ético a los mandatarios de como respetar a sus pares ,los ciudadanos por encima de sus propios intereses.
Entonces tenemos en perspectiva que el viaje pastoral no fue un simplemente compartir religioso,en definitiva hay que reconocer que detrás de lo eclesiástico Francisco se entregó a los más pobres de la Patria Grande no para calmar sus preocupaciones sino que por encima de ello llamó las cosas por su nombre y llegó al punto que todos debemos llegar . Es el sistema operativo gubernamental que impide que todos puedan superarse, es la mala administración política que ve el poder como generador de riquezas personales,mientras huye de ese poder capaz de transformar la vida de los ciudadanos.Aquí no vino un hombre a dar discursos vacíos vino un líder lleno de sabiduría vivida a colmar de debate la realidad de América Latina.La tarea no es ir a misa y tirarse la fotito ,no, hoy más que nunca la tarea es reconocer las desigualdades que aún hoy tienen a la región en dificultades para enfrentar los retos difíciles que están por venir.Los políticos ya estarán publicando en sus cuentas de redes sociales su momento con Francisco, aunque muy pocos pensarán en como gobernar para que en la próxima llegada la tarea esté por terminar.