La Cumbre y el baile de los discursos

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El telón estaba preparado para la ansiada cumbre de las Américas, Cuba y Estados Unidos los protagonistas de una reunión de presidentes bastante marcada por la división ideológica. Sonrisas y hasta disculpas se codearon entre los discursos de Mr. Obama y Raúl. Pero más allá de eso, lo importante es que por vez primera ambas naciones estrechan sus manos para continuar el proceso de la normalización de relaciones diplomáticas. Al parecer Raúl quería vengarse y dio un discurso bastante extenso para recompensar las pasadas cumbres perdidas. Un asunto que puede ya ser cosa del pasado con la nueva era que ha de marcar la normalización de relaciones con Washington.
En verdad las Cumbres suelen quedarse en la palabra y negarse a la acción contundente. Realmente no hubo otra gran noticia que aquel estrechón de manos entre los chicos de moda. Pero algo que resulta interesante es que no hubo consenso en la declaración de Panamá, es decir que al final del día los mandatarios fueron a verse las caras y aplaudir modestamente la gama de discursos ofrecidos. En parte esa nota revela la diferencia enorme entre la América Latina de hace 10 años con la de ahora. Ya no esa región con la que Washington podía contar con amigos íntimos. No eso al parecer paso a la historia, el hecho de que Venezuela fuera respaldada por la UNASUR para seguir pidiendo la derogación de las sanciones promovida por Obama, demuestran que Suramérica se encuentra tenida de una izquierda que al parecer apoya al gobierno de Maduro. Es cierto que América Latina tiene una diversidad de modelos políticos, pero sería falso si no dijéramos que el resurgimiento de la izquierda se debe principalmente a ese pasado oscuro que muy bien nos relató Galeano en “Las Venas Abiertas de América Latina”. La historia política de la región nos da lecciones sobre el resurgir de ciertas fuerzas que posiblemente no se imaginaban tener el poder que hoy manejan en los diferentes gobiernos. Hay un cambio de época, pero será necesario que en vez de estar dividía en colores de izquierda se perfilara como un todo que la productividad ligado con la educación son los pilares que ha de edificar a la región para el desarrollo potencial que tiene.
Entonces dado el lado ideológico, hay que empezar a convertir estas cumbres en agendas serias de trabajo donde lo rallante burocrático pase a lo concreto. De que vale dar discursos sobre cambio climático o democracia cuando muchos de los gobiernos carecen de mecanismos para enfrentarse a tan preponderante asunto. Posiblemente la región requiera más infraestructura, más lo que de verdad le urge es que lleven una sola voz que integre las necesidades que los hombres y mujeres de a pie del continente esperan anisadamente por ser dignificados. Panamá sirvió de base para la foto de show de los nuevos amigos, pero esperemos que la próxima Cumbre del 2018, en Perú sea una que pase de las fotitos de colección al timonel de la acción.
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